12 ago 2008


De su rostro quedó una brisa incandescente abrasando a mi memoria:
Dos días bastaron
para que,
como dardo disparado rumbo a nadas auscultables,
retornara a la penumbra de mis huesos
encadenados
a esta tierra dispensadora de condenas.

Aszeta

1 comentario:

Addiction Kerberos dijo...

dos días como años, años como máquinas de dispensar condenas.

Datos personales