28 dic 2007

Decepción

Decepción es intentar cortarse las venas con un cuchillo de plástico. Ésta pasó por mis arcas hasta dejarme en la ruina y por eso cuando me centro en tus ojos, mientras estoy encima de ti, corroboro a través de tus pupilas carentes de dilatación que ni siquiera te tomas la molestia en fingir. Claro que sé qué es la decepción y por eso cuando me exiges que puje más fuerte, con frases empapadas de injurias e improperios que pueden elevarse hasta esa fecundación que me concibió y agregas que mi erección sea portentosa y que si eso era todo lo que tenía, no siento la más pequeña ventisca de melancolía. Si bien no puedo afirmar que me gusta escucharte decirme que no sientes nada, tampoco podré declarar que encuentro alguna novedad, aunque sí un poco de sano confort al saber que no te molestas engañarme y eso es suficiente para saberte una persona sensata que ni siquiera desea quererme. No sabes hace cuánto tiempo busqué el desprecio que me dispensas; siempre se molestaban en gritar un poco, en rasguñarme la espalda, en decirme que les fascinaba lo que hacíamos, cuando a sabiendas propias, tenía claro que ni siquiera podía salir una carcajada o un suspiro de desánimo y aburrimiento. Insípido y seco, me encontraba con que cada una de ellas quería hacerme sentir algo parecido a un bienestar que jamás busqué. Desde que me masturbaba en mi adolescencia me figuré la voluptuosidad del rechazo y sólo en esos momentos logré esquivar la eyaculación y por lo tanto, logré encontrarme con una soledad distinta al vulgar vaciamiento de líquido, a esa que se acostumbra cuando culmina una cópula y llega la hora de hablar o de fumar un cigarrillo si se está junto a alguien que suele lucir su soledad como parte de su sobrevivencia. En ese entonces, mucho antes de conocerte, vi todo lo que se requiere para poder entablar alguna relación de cariño y entendí que cada una de las palabras de supuesto e inconcluso placer no eran más que una tentativa para el acercamiento. Nunca repudié esa acción, pero el hecho que hayan intentado quererme fue suficiente para dar marcha atrás y permitirles que siguieran con sus días moribundos al lado de alguien que se las condujera al paroxismo, lo mío era simplemente acuñar alguna suerte de desprecio que me permitiera perseguir a la persona que me ignoraba y en esos momentos te encontré y por eso me gusta estar encima de ti, en medio de tus piernas frías y abiertas, tiesas como la de una muerta, sin que se logren crispar ante mis andanadas mediocres y superfluas; por eso quiero estar contigo, ser una suerte de dispensador de tu desencanto, de lo que no podríamos denominar decepciones porque tú también sabes que pasaste por ellas. Nuestro desprecio nos une, nos ata; de alguna forma llena nuestros días vacíos de un desdén que nos permite colmar nuestras vigilias aburridas. Es así como aún hoy convivimos; un poco ancianos, un poco desvalidos y con la tranquilidad de que no queremos nada más, ni siquiera algún tipo de encuentro que nos haga olvidar a nosotros mismos, a ese desgano mutuo que por fin hemos encontrado. Haberte encontrado ha sido la maldición que me bastaba para paliar el aburrimiento con algo de marasmo, con alguna forma de repugnancia que me permita desear aunque sea una muerte poco menos que dolorosa. Me encantaría que algún día resguardaras unas cuchillas entre tu vulva y que cuando entre en ella pueda morir desangrado, suspendido en mi impotencia y la claridad de que me despido de unos ojos que jamás me divisaron . Nunca tendremos peligros de reproducción; nuestros encuentros, que no son más que los de dos ausencias, aseguran nuestra esterilidad y por lo tanto, la maldición. Claro que sé lo que es la decepción, claro que sospecho que cuando me refiero a "Nosotros", es el pueril sendero de encontrar alguna congruencia en toda esta marejada de respiraciones a la que fuimos arrojados hace unos años y que siempre repudiamos. Claro que sospecho que por tu cabeza puede no pasar lo mismo y que seguramente sólo piensas en el momento en que me incorpore y que sin cortesía alguna me ponga de nuevo mis calzones y simplemente cada uno continúe muriendo con lo que creyó elegir.

Aszeta

1 comentario:

Addiction Kerberos dijo...

No sé qué es la decepción. Decepción es tratar de meter la polla a una unidad de silicio.

Another lonely night
Stare at the TV screen
I don't know what to do
I need a rendezvous
Computer love
Computer love

...y eso es suficiente para saberte una pantalla confortable que ni siquiera desea quererme.

I call this number
For a data date
I don't know what to do
I need a rendezvous

No sabes hace cuánto tiempo busqué el desprecio que me dispensas. computer love,
tenía claro que ni siquiera podía salir una carcajada o un suspiro de desánimo y aburrimiento. computer love, Insípido y seco, me encontraba desde que me masturbaba en mi adolescencia logré encontrarme con una soledad distinta al vulgar vaciamiento de líquido y en esos momentos te encontré y por eso me gusta estar encima de ti, computer love, por eso quiero estar contigo, ser una suerte de dispensador de tu desencanto, de lo que no podríamos denominar decepciones, computerliebe. Nuestro desprecio nos une, nos ata, computerliebe; de alguna forma llena nuestros días vacíos de un desdén que nos permite colmar nuestras vigilias aburridas.

computer love
computer love.

Datos personales