Me hablaron de operaciones causa-efecto. Reí. Reí como un pequeño que sabe que pronto los dulces habrán de aletargarlo. La lluvia incesante solo fue la opción de ese otro día que discurrió dentro de mi cabeza. Se concretó la tarde con la caída de un sol fulgurante que opaco el deseo de mi día. Salí del lugar con el cuchillo en el bolsillo, aplazando una vez mas el final de ese otro que tiene carne y que en definitiva, es el que respira y obedece a lo que creo, es mi identidad.
Aszeta
21 oct 2008
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